Estrógenos ¿Amigos o enemigos?

En la clínica de fertilidad en la que realicé mis dos primeros tratamientos de fertilidad, la Dra.  me habló de los estrógenos como los malos de “mi película”. Tengo un ambiente estrogénico alterado (por exceso) y eso hace que tenga dolor menstrual y tendencia a tener pólipos endometriales y fibrosis en el útero. ¡Perfecto! ¿Y qué hago para solucionarlo…?

Si los estrógenos son malos, entonces… ¿ser mujer es malo? No supieron darme una respuesta… Lo peor es que después de estudiar e informarme mucho, supe que los estrógenos en mi caso no eran el problema… Aunque esa es otra historia.

Hoy sé que tener un exceso de estrógenos, o una mala gestión estrogénica (término que me enseñó uno de mis mentores, y sin duda más acertado) puede deberse a muchos motivos, que tiene solución, y que  los estrógenos no son los malos de la película.

Es más, gracias a ellos las mujeres tenemos una serie de ventajas frente a los hombres que nos hacen, sencillamente, únicas y maravillosas :-).

Lo primero que quiero que sepas es que el hiperestrogenismo, o la mala gestión de los estrógenos, no es una enfermedad. Puede deberse a:

  • porque los estrógenos están elevados, o bien
  • porque la progesterona está baja (lo que sería un hiperestrogenismo relativo).

Estos dos problemas están detrás de multitud de procesos patológicos reproductivos como el dolor durante la menstruación (dismenorrea), el síndrome premenstrual o la endometriosis, alteraciones en el sangrado menstrual, hiperplasia de endometrio, mastopatía fibroquística, miomas, cáncer de mama, cáncer de ovario, cáncer de endometrio…

Entonces ¿cómo llega una mujer a tener un ambiente hipoestrogénico o una dificultad a la hora de eliminarlos?

Tiene déficit de progesterona.

Puede deberse a falta de ovulación o por deficiencia en la misma, es decir, se produce ovulación pero el cuerpo lúteo resultante, que es el que produce progesterona, es, digamos, defectuoso. Esto tendrá consecuencias también a nivel de calidad ovocitaria. Además, si no hay suficiente progesterona, los estrógenos harán su función más desde su lado “oscuro”, la inflamación, en lugar de hacerlo desde su parte buena, la antiinflamación. 

Tiene exceso de producción de estrógenos por una dificultad a la hora de modular una enzima llamada aromatasa.

La enzima aromatasa se encarga de transformar las hormonas masculinas (andrógenos) en estrógenos. Esta enzima se encuentra, entre otros órganos, en el ovario y en el tejido adiposo. Por lo tanto, mujeres con mayor cantidad de grasa o con polimorfismos a este nivel (predisposición genética) tendrán tendencia a tener más estrógenos. 

Tienen dificultades en las vías de eliminación de estrógenos (mala gestión estrogénica).

Existen varias fases a través de las cuales los estrógenos se eliminan de la sangre: 

Fase I detox. Los estrógenos se preparan para detoxificarse. Digamos que es la fase preparatoria para la eliminación de cualquier compuesto que el cuerpo no necesita. 

Fase II detox. Los estrógenos se eliminan gracias a que se les añade un grupo hidroxilo en algún carbono. No voy a detallar todo el proceso químico, pero dependiendo de donde se añada ese grupo hidroxilo, se forma un tipo u otro de estrógeno “para eliminar” (hidroxiestrógeno), y los hidroxiestrógenos pueden ser menos o más dañinos, pasando por los los 2-hidroxiestrógenos, 4-hidroxiestrógenos y 16-hidroxiestrógenos. Estos últimos son los más dañinos.

Te adelanto que un contexto inflamatorio predispone más para producir los hidroxiestrógenos tipo 16, que nos van a producir gran cantidad de síntomas relacionados con nuestra menstruación y, por tanto, con nuestra fertilidad.

La flora intestinal influye en el metabolismo de los estrógenos.

Por lo tanto, la dieta es un pilar fundamental en este nivel.

Exceso de estrógenos exógenos (disruptores endocrinos).

Los disruptores endocrinos  son compuestos químicos, contaminantes del medio, que una vez incorporados al organismo, afectan al equilibrio hormonal. El nombre de algunas de estas sustancias te sonará: bisfenol A, los ftalatos, sustancias perfluoradas, pirorretardantes bromados, parabenos,  filtros ultravioleta, pesticidas organoclorados…). 

Pueden actuar sobre los receptores de las hormonas, generando una respuesta hormonal diferente a la que haría la hormona verdadera, o pueden bloquear al receptor, de manera que la hormona verdadera queda libre y tiene que ir a ser metabolizada al hígado, saturando a este de trabajo.

La OMS ya ha alertado de este problema. ¿La solución? Aunque ya se ha prohibido el uso de algunos de estos compuestos, aún siguen estando muy presentes en nuestra vida cotidiana: aire, alimentos, detergentes, COSMÉTICOS, utensilios de cocina, envases de plástico, juguetes, ropa, plaguicidas de jardines y huertos… 

En los procesos de fecundación in-vitro (FIV) se administran fármacos que aumentan muchísimo los niveles de estrógenos.

Por eso es importante no pasarlo por alto y prestarle atención en las semanas previas y siguientes a la estimulación ovárica. Hay quien dirá que esto no importa, pero por experiencia, que conozco mi ciclo como si fuera mío, sí afecta a nuestra salud.

→ LOS FÁRMACOS QUE SE ADMINISTRAN EN REPRODUCCIÓN ASISTIDA PARA INDUCIR LA MADURACIÓN DE VARIOS FOLÍCULOS harán que temporalmente tengamos hiperestrogenismo y que nuestro organismo deba trabajar un tiempo adicional para eliminarlos. Por eso, una buena preparación previa a la estimulación ovárica, minimizando la inflamación y el estrés oxidativo, ayudará a que tengamos menos efectos nocivos a este nivel.

Si quieres controlar tus estrógenos y no tienes muy claro cómo hacerlo,

ya sabes que puedes escribirme sin compromiso o reservar una cita.

¡¡Un abrazo enorme!!

Laura.

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